Lo mejor para lo último!

He elegido esta crítica que me envió un chico a mi correo. Lo conocí en el autobus, cuando volvía de inCINEción (primer post), por ello, se puede decir que a pesar de haber estado hablando durante casi 3 horas no nos conocemos apenas. (Digo esto para que no penseis que esa sensibilidad mostrada puede darse por el estrecho vínculo que podamos tener, sino más bien por la propia sensibilidad de la persona que lo escribe)
Este hombre se llama Antonio José Martín, es parte de la historia del Batracio Amarillo, dibujante y hombre de mundo, y aunque aún no he tenido el privilegio de ver obras gráficas de el, debo decir que como dibuje como escribe...sin palabras. Leed atentos esta crítica, su critica, LA CRÍTICA, jajaja. A mi parecer la considero la opera suprema de las críticas recibidas, pero judgad por vosotros mismo.
Consejo: quizá después de leerla se os quede el vello de punta! (yo aún no puedo cerrar la boca ;)) Estais avisados :P

"Hace tiempo, cuando me dedicaba a fabricar chistes e historietas, solía ir con una libreta en el bolsillo apuntando todo lo que pudiera sugerirme el inicio de algo parecido. Cuando no la llevaba encima, tal vez pedía bolígrafo y un papel en la barra de un bar. Luego procuré hacer mío el consejo de un artista de gran talento: "No apuntes nada: la memoria, al día siguiente, te dirá qué ha seleccionado, y eso será lo que merece la pena". Digo esto porque no soy un consumado crítico de arte, así que dejando que la memoria seleccione una muestra de cuanto ha visto, te diré que hubo al menos un par de detalles que de verdad me lograron transmitir el impacto emocional que el paseante de un museo va buscando. El primero es el Cobertizo de Doncellas, recreación al carboncillo de un lugar antiguo, desarbolado por el tiempo, bien rescatado en algún desván del recuerdo, ese cuya función es conservar los cuentos encantados para evocarlos en los instantes de soledad. Parece sonar una guitarra española muy a lo lejos, apagándose poco a poco para dejar que ahora sea una pisada cercana la que suene, la de un transeúnte que no quiere ser conocido. E incluso pareciera que una vez que se hace el silencio, este fuera parte de la música que necesita un pajarito para llevar con precisión el pulso, el tranquilo pulso, de un vecindario que ha decidido echarse la siesta. El segundo detalle tiene que ver con la pintura: El Deseo, un acrílico donde dos criaturas se muestran arrebatadas en su jincamiento. En este sentido, creo que los colores se ajustan a la crispación sanguínea que pretendes transmitir en un trance en el que ambos protagonistas parecen albergar la intención de fundirse el uno con el otro, como si antes de producirse el encuentro definitivo ella le hubiera dicho a él lo que decía la protagonista de una novela de Susana Tamaro: "Si con la palabra has logrado entrar en mi alma, entra ahora en mi cuerpo". No se ven sus caras, difuminadas como sucedede en los sueños tórridos que son inconfesables. Tal vez inconfesables porque la acción no se llevó a cabo nunca, aunque hubo deseo sobrante para llevarla a cabo siempre. Los protagonistas no se atreven a decir quién es la persona, y puede que ni les importe, acaso porque ambos andaban por el mundo buscando a alguien que le transmitiera la sensación de encontrarse con alguien que, de una vez, es capaz de ser todas las personas que le gustan. Saludos. Antonio José Martín "

Qué os pareció? Anima a coger el transporte público, a que si ;p

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